Morón, fundada en 1543, es apodada la “Ciudad del Gallo”. En esta ciudad cubana dónde las tradiciones son muy fuertes nacieron en 1926 los pasteles llamados “Torticas”. Es también conocida especialmente por la Laguna de Leche, la Redonda, Cayo Coco, Cayo Guillermo. Visita guiada…
Recorrer Cuba depara, muchas veces, más sorpresas de las que un viajero citadino pudiera esperar. No se trata, sin embargo, de encontrar lugares que parezcan de otro mundo – lo cual estaría bien pero no es la muestra que tiene lugar – sino precisamente de no hallar diferencias entre cualquier suburbio habanero y un municipio o pueblo de la periferia. En Morón, por ejemplo, la vida resulta igual de agitada que en la capital y, quizás, disfruta el valor agregado de poseer el orgullo de pertenencia de sus habitantes.
Ubicada a 36 kilómetros al norte de la provincia de Ciego de Ávila, es mayormente célebre por la estatua del Gallo que custodia su entrada y las Torticas (pasteles), que según cuenta la historia se realizaron por primera vez en 1926. Sobre el Gallo, símbolo por antonomasia de la ciudad, pues existe una historia ancestral de más de 400 años basada – según refieren los investigadores – en una anécdota acontecida en el Morón de la Frontera, en España. De ahí el origen de la manida frase “como el Gallo de Morón, sin pluma y cacareando”. Como somos tierra de transculturaciones, por cosas de la vida, también llegamos a tener nuestro Morón y nuestro gallo.
Un canto de gallo para todos
Alrededor de la escultura actual (obra de Rita Longa y Armando Alonso), erigida en mayo de 1982, se alza una torre-reloj con equipos de amplificación para reproducir su canto a todo el pueblo, a las seis de la mañana y a la misma hora de la tarde.
La posición del susodicho símbolo ha suscitado los más ocurrentes refranes populares, sin embargo es motivo de vanidad para los moronenses o moroneros, quienes inician en mayo su semana de la cultura con una serenata dedicada a la figura esculpida en bronce. Próxima a cumplir 473 años, la villa fue fundada el 24 de mayo de 1543, no obstante fue a mediados del siglo XVIII que comenzó su urbanización.
Fuente de datos curiosos, tradiciones y leyendas, sobre el origen de su nombre existen distintas versiones especulativas, aunque la palabra “Morón” geográficamente representa un pequeño montículo de tierra situado a la orilla de un bosque.
El pueblo es largo y estrecho, bullanguero y cultural, nocturno y divertido. En sus calles y en la principal avenida Tarafa circulan una cantidad incontable de bicicletas, coches tirados por caballos y autos de todo tipo de marcas.
La Laguna de Leche, otro simbolo natural
En la arquitectura predomina el estilo ecléctico y el vernáculo. Emblemas de la época colonial y neocolonial, se mantienen aun en pie : la iglesia, la reliquia constructiva más vieja ; la terminal de ferrocarril, con un enorme vitral en el techo, construida con mármoles traídos de Italia ; la librería La Moderna Poesía ; los cines-teatros Apolo y San Carlos, escenario del Festival Boleros de Oro en contadas ocasiones ; y la deteriorada edificación del otrora Hotel Perla, más representativo para sus habitantes que el mismo Hotel Morón. La hostería de tránsito, ubicada al costado de la línea ferroviaria, dejó de prestar servicios a principios de la década del noventa.
Existe en el imaginario popular la tradición de que, al igual que en Camaguey, los viajeros que prueban agua de Morón se quedan. Real o no, lo que si es seguro es que el segundo municipio más poblado de Ciego de Ávila, tiene en la cayería norte los Jardines del Rey, uno de los polos turísticos más grandes del país. A tan solo 52 kilómetros, Morón exhibe las playas de Cayo Coco y Cayo Guillermo ; a 26 km la Isla de Turiguanó, donde reside el poblado holandés fundado en la década del sesenta del siglo XIX ; a 19 km, la laguna La Redonda, embalse donde funciona un centro internacional de pesca ; a 9 km, en la carretera del Central Cunagua actual municipio Bolivia, el Criadero de Cocodrilos, centro turístico de habituales visitas ; y a 5 km, la Laguna de la Leche, considerada de igual forma símbolo natural de la ciudad del Gallo.
Moroneros apasionados
Conocida también como Laguna Grande, la laguna debe su nombre a la blancura que, en algún momento, tuvieron sus aguas por la presencia de sulfato de calcio y yeso en su fondo.
En los alrededores del embalse existe un complejo gastronómico de restaurantes, cafeterías y centros recreativos, como La Atarraya y La Cueva. Igualmente se desarrolla cada año el Carnaval Acuático, evento de sorprendente arraigo popular.
A primera vista, son todas estas historias que atesora el pueblo, le toca al viajero descubrir las leyendas populares, las anécdotas curiosas o simplemente revivir los acontecimientos históricos de la Trocha de Júcaro a Morón. Pero aún así, con esta extraordinaria cantidad de elementos el rasgo más característico del lugar es su propio habitante.
El moronero siente pasión por su tierra, por esa ciudad de cosas inadvertidas para muchos que, como pocos pueblos de la periferia, posee su verdadera grandeza en los pequeños detalles históricos e idiosincrásicos que enorgullecen a su gente.