Buena Vista Social Club, mucho más que una leyenda

No podía ser de otra forma. El Buena Vista Social Club (BVSC) se despidió de los escenarios del mundo en su propia casa. Precisamente, porque la mayoría de sus presentaciones fueron en otros países, la legendaria agrupación decidió cerrar en Cuba su gira Adios Tour, con dos conciertos en el Teatro Karl Marx de La Habana, en junio pasado.

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Buena Vista Social Club en la Casa Blanca en Washington

Surgido a mediados de los años 90 y reconocido en la arena internacional, el BVSC se presentó como grupo muy pocas veces en los escenarios nacionales, aun cuando varios de sus integrantes lo hacían (y hacen), de manera habitual en la isla con sus proyectos en solitario.

Tras un año y medio de conciertos de despedidas por todo el mundo, que incluyó una histórica presentación en la Casa Blanca – siendo la primera banda cubana que se presentaba en más de medio siglo – la formación de estrellas de la música tradicional cubana dijo adiós en la capital habanera con un nuevo show, donde incluyeron temas poco conocidos de su repertorio y también, los icónicos de siempre, como “El cuarto de Tula”, “Dos gardenias”, “Candela”, Veinte años” y “El Chan Chan”.

Con estas últimas presentaciones, el BVSC demostró una vez más, que la música que defienden nunca ha sido ni será cosa del pasado. Embajadores del son, el bolero, y el danzón, el proyecto desde su nacimiento en 1996 logró imponerse en el gusto de diversas generaciones y, en todo caso, defender una identidad propia sin ceder a los antojos del mercado y la gran industria musical.

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Buena Vista Social Club en la Casa Blanca en Washington

Artistas veteranos

Conformado en su mayoría por músicos veteranos de la isla caribeña – sus figuras en activo más representativas son “la novia del feeling” Omara Portuondo, el guitarrista Eliades Ochoa, el laudista Barbarito Torres, el trompetista Manuel “Guajiro” Mirabal, y el percusionista Amadito Valdés – el Buena Vista agrupó en sus inicios a prestigiosos cultores de los ritmos tradicionales cubanos, sobre todo aquellos de las décadas de 1930 a 1950.

La alineación inicial, que puso en el foco de atención mundial el fenómeno Buena Vista y revitalizó la música tradicional cubana, estuvo formada por músicos que hasta ese momento no habían gozado de tan alto reconocimiento global.

En la lista de integrantes aparecían figuras como los entrañables Compay Segundo (fallecido en 2003), Ibrahím Ferrer (1927-2005), Manuel “Puntillita” Licea (1927-2000), Pío Leyva (1917-2006), Raúl Planas (1925-2001), Orlando “Cachaíto” López (1933-2009), Rubén González (1919-2003), Miguel Angá Díaz (1961-2006), y Manuel Galbán (1931-2011), uno de Los Zafiros originales.

Bajo la convocatoria del músico cubano Juan de Marcos González, el guitarrista norteamericano Ry Cooder y el productor Nick Gold, nació la formación musical cuya fama mundial llegó con la obtención del Grammy en 1998 en la categoría música tradicional, casi un año después de la grabación del disco que consagró el nombre del proyecto.

La popularidad fue apoyada por la realización del documental “Buena Vista Social Club”, del cineasta alemán Wim Wenders que, además, recibió una nominación a los premios Oscar en el año 2000 y mereció el Galardón de Mejor Documental en el European Film Awards.

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Leyenda y profeta 

Dos datos de interés : el nombre Buena Vista Social Club proviene del Club Social Buena Vista, que era una sociedad habanera para personas de raza negra, muy famosa en las primeras décadas del siglo XX; y el antecedente de la agrupación fue la orquesta Afro Cuban All Stars fundada en 1995 por el propio Juan de Marcos González, ex integrante de la banda Sierra Maestra.

Volviendo al fenómeno cubano, durante su trayectoria, tocaron en los salones y teatros más prestigiosos del planeta ; el mismísimo Compay Segundo se presentó en el Vaticano ; viajaron por los cinco continentes; sus discos escalaron el top de la revista Billboard, en Estados Unidos ; y atrajeron la atención de fotógrafos, cineastas, periodistas, guionistas, investigadores, cronistas, musicólogos, investigadores de resonancia internacional que notaron en ellos un notable potencial. La música cubana volvió a figurar en el mapa de referencia mundial.

Siendo un proyecto establecido, los integrantes del BVSC continuaron a la par sus carreras en solitario, que por lo general fueron bien acogidas tanto dentro como fuera de Cuba. De esa manera, cada uno fue embajador del fenómeno Buena Vista y, más allá del sello característico de la agrupación, se identifica el estilo, la excelencia musical y la autenticidad en los discos de que manera individual salieron (y salen) al mercado con la firma de Eliades Ochoa, Omara Portuondo, el Guajiro Mirabal, Jesús “Aguaje” Ramos, entre otros.

Después de casi veinte años defendiendo la música cubana a nivel mundial, los integrantes del BVSC decidieron poner fin a la leyenda sin que eso signifique, necesariamente, que ha desaparecido. El patrimonio musical que revitalizaron vive y permanece en el espíritu de la música cubana. Aunque eso sí, al Buena Vista Social Club la cultura cubana siempre le ha de rendir honores, sobre todo, porque tuvo el inédito mérito de ser primero leyenda en el mundo y luego profeta en su tierra.