Cuando el encargado de relaciones públicas de L’Artchipel me dijo: “¡Madanm, Koukoune a manman-w!”

L'Artchipel, Scène Nationale, situada en Basse-Terre, no es muy frecuentada por el público, ¿por qué?

“¡Madanm, madanm, Koukoune a manman-w! Kounia manman-w!”, este es insulto extremo guadalupeño que me acaba de lanzar el agente de relaciones públicas de L’Artchipel, Scène Nationale, en Basse-Terre.

Pero empecemos por el principio. Desde hace varios días, quería hacer dos artículos sobre esta sala de espectáculos : una entrevista con el director Gérard Poumaroux y un reportaje fotográfico sobre la exposición de la asociación Voukoum, “Mofwazé Métamorphose”, que tiene lugar en los jardines de L’Artchipel hasta el 11 de marzo. Como mis llamadas telefónicas no tuvieron éxito, ya he ido dos veces al lugar, todas las puertas están cerradas. Hay que decir que esta sala cultural está actualmente en construcción.

Esta mañana, alguien me dijo que había marcado el número de L’Artchipel y le respondió un hombre del departamento de relaciones públicas. Mientras tanto, llegué de nuevo a la entrada de esta exposición, donde estaban expuestos los horarios y vi que el viernes por la mañana está reservado a los escolares a partir de las 9 horas. Llamé al mismo número, una vez más, tocando relaciones públicas, un hombre descolgó y colgó varias veces como si no me oyera. Después de intentarlo varias veces, por fin me contestó este empleado de L’Artchipel, repitiendo los horarios, diciéndome que era la exposición de Voukoum, en otras palabras, que no se preocupaba, etc. “El público en general es de noche, de 5:00 a 10:00 p.m.”, me dijo.

Le pedí que me dejara acceder a los jardines para poder hacer ya fotos para mi reportaje. Nada que hacer. Entonces le pregunté si algún grupo de alumnos iba a visitar la exposición este viernes por la mañana, ya que estoy allí, esperaré su llegada y me reuniré con un miembro de Voukoum para hacer mi reportaje… Este empleado, encargado de la comunicación con el público, se mostró más que irritado. Entonces le pregunté qué hacía exactamente en su puesto, ya que no sabe nada, cuelga el teléfono como si no quisiera que le molestaran, responde con una voz irritada etc.: “¡Usted no está en su sitio, sus nalgas – “bonda” en criollo – no deberían estar sentadas en una habitación con aire acondicionado insultando al público que le paga con sus impuestos!”. Este hombre encargado de las relaciones públicas me colgó entonces.

Mientras me iba, un transeúnte con su niña pequeña me dijo que alguien me estaba llamando. Me di la vuelta y vi a un hombre que llegaba de las oficinas de L’Artchipel gritando “¡Señora, Señora, Señora!”. Le contesté : “No tengo nada más que decirle, señor, no quería hablar conmigo por teléfono”. Este encargado de relaciones públicas de L’Artchipel, Scène Nationale corrió detrás de mí a lo largo de la barrera para gritarme : “¡Señora, Señora, Koukoune a manman-w!, ¡Kounia manman-w!”. Confieso que eso no me sorprendió mucho, con este tipo de individuos siempre se acaba con nuestro insulto nacional. Muy avergonzado por haber cruzado una línea porque los transeúntes le miraban y vieron su comportamiento, este empleado volvió corriendo a las oficinas de L’Artchipel.

Yo pensaba que las personas encargadas de la comunicación y las relaciones públicas tenían dos grandes cualidades : la cortesía y la compostura.

Mucha gente se quejan de la más que mediocre asistencia a L’Artchipel, Scène Nationale, desde hace años. Se están llevando a cabo grandes y costosas obras para dar un nuevo aspecto a esta estructura cultural creada en 1996 y finalmente atraer al público, pero con este tipo de energúmeno que trabaja allí, es un caso perdido. “¡Vagabundo con corbata!”.

L'Artchipel, Scène Nationale 2