¿El Museo Schoelcher en Pointe-à-Pitre se ha vuelto embarazoso?

Las obras del Museo Schoelcher que, en principio, debían durar 24 meses y, por lo tanto, estar terminadas desde julio de 2018, tienen un retraso de más de dos años

Algunas personas pasan a pie o en coche frente al Museo Schoelcher, situado en el 24 de la calle Peynier en Pointe-à-Pitre y desconocen la historia de este edificio. Es cierto que con el tiempo, su aspecto exterior más que descolorido no atraía mucha atención a pesar de una primera renovación que tuvo lugar en 1998 con motivo del 150º aniversario de la abolición de la esclavitud.

El 21 de julio de 2016 se iniciaron trabajos de renovación y ampliación, y la colocación de la primera piedra fue realizada por la actual Presidenta del Consejo Departamental (Consejo General hasta 2015), Josette Borel-Lincertin, rodeada de varias figuras políticas. Este proyecto, que se lleva a cabo en el marco del Plan Musées en Régions, cuenta con el apoyo del Estado a través del Ministerio de Cultura francés.

En cuanto a las exposiciones, se trasladaron a la residencia Beausoleil en Saint-Claude, lugar que también alberga el Fondo de Arte Contemporáneo de la colectividad departamental.

En el momento de la entrega, este lugar cultural debería tener más de 900 m2 de superficie distribuidos en tres edificios para acoger al público (residentes y turistas) en lugar de los 234 m2 iniciales, aumentar en un 50% su superficie de exposición, contar con salas reservadas exclusivamente para exposiciones, talleres educativos para las generaciones más jóvenes y para diversos eventos (conferencias, espectáculos, etc.) y ser accesible para las personas minusválidas.

La moderna amplición con vistas a la calle Jean Jaurès ya fue construida y desde hace poco se están renovando el exterior del edificio histórico y el pequeño estanque del patio.

Sin embargo, cabe preguntarse ¿por qué estos trabajos, que en principio debían durar 24 meses y por lo tanto debían estar terminados desde julio de 2018, tienen un retraso de más de dos años? Y aquí, el confinamiento debido a la epidemia mundial de Covid-19, que desde hace algún tiempo es un buen pretexto, no puede explicar este importante retraso. Algunos vecinos están más que hartos de estos trabajos de renovación a causa de la contaminación acústica que nunca termina. Pero la mayoría de los habitantes de Pointe-à-Pitre están acostumbrados a ver los edificios culturales empezar su renovación y luego caer en un largo coma artificial, como es el caso del Centre des Arts et de la Culture (12 años) o el cine Renaissance (10 años)…

Nos pusimos en contacto con el Consejo Departamental de Guadalupe que no respondió a nuestra solicitud de información.

Construido en 1883 para recibir los objetos y obras que Victor Schoelcher legó al Consejo General de Guadalupe – según la Société d’Histoire de la Guadeloupe, el primer Consejo General del archipiélago se reunió de 1827 a 1832 – este museo se inauguró el 21 de julio de 1886, es decir, 38 años después de la abolición de la esclavitud y 7 años antes de la muerte de Schoelcher.

El periodista, político y musicólogo (1804-1893) es conocido por haber contribuido a la liberación de los africanos esclavizados en las colonias francesas mediante el decreto de abolición definitiva de la esclavitud firmado el 27 de abril de 1848 por el Gobierno Provisional de la Segunda República.

Este museo, que tiene ahora 134 años y cuyas fachadas y techumbre fueron declaradas Monumentos Históricos en 1979, cuenta con una rica colección. En efecto, Victor Schoelcher había ofrecido a Guadalupe – según la asociación “La Société des amis du musée Schoelcher” creada en 2013 – una colección de 980 piezas entre las que se encontraban esculturas de yeso de estatuas greco-romanas realizadas en los talleres del Museo del Louvre de París; éstas fueron presentadas al público durante la inauguración del museo. Estas copias fueron restauradas en octubre de 2015; el 23 de octubre de 2015 incluso se invitó al público a conocer a los restauradores de esculturas que trabajaban en el museo. A lo largo de los años, se añadieron a las colecciones objetos relacionados con la esclavitud y la trata negrera.

A partir de 2015, la apertura del Memorial ACTe – “Centro de Expresiones y de Memoria de la Trata de Negros transatlántica y de la Esclavitud – en el barrio de Darboussier en Pointe-à-Pitre, hizo que el Museo Schoelcher cayera en el olvido, ya que no era el único lugar donde se hablaba de la esclavitud.

El Museo Schoelcher trató adaptarse a los tiempos. Por ejemplo, entre 2010 y 2015, abrió sus puertas al arte contemporáneo a través de la exposición “Carte Blanche”, que permitió a nueve artistas locales – François Piquet, Alex Boucaud, Chantal Novelli y Nikki Elisé (2010-2011); Jean-Marc Hunt y Kelly Sinnapah-Mary (2012); Stan (2013); Ano (2014); Guy Gabon (2015) – expresarse dentro de sus muros siempre que sus proyectos estuvieran en relación con las colecciones del museo.

Hoy en día, se alzan voces que cuestionan la acción del abolicionista Victor Schoelcher que, gracias a su notoriedad, se convirtió varias veces en diputado de Martinica y Guadalupe a partir de agosto de 1848. Después de obtener la unanimidad, el político se convirtió en una figura controvertida.

El derribo de estatuas de personajes históricos como Joséphine de Beauharnais, Pierre Belain d’Esnambuc y el retiro de los letreros de calle Victor Hugo, Blénac, entre otros, operados en los últimos meses en Martinica por activistas “antibéké” y anticolonialistas, dan que pensar. El 22 de mayo, con motivo de la conmemoración de la abolición de la esclavitud en la isla hermana, dos estatuas de Victor Schoelcher en las ciudades de Fort-de-France y Schoelcher (conocida hasta 1888 como Case-Navire) fueron destruidas por los manifestantes que no le reconocen como el “salvador” de los esclavos y sus descendientes.

Guayana entró en este movimiento de protesta porque la estatua de Schoelcher, erigida en 1896 y situada en la plaza del mismo nombre, fue primero manchada con pintura roja y luego en la noche del 18 de julio, durante el toque de queda impuesto en Cayenne por Covid-19, fue volcada.

Algunos martiniqueses están muy sorprendidos de que su movilización no se haya propagado a Guadalupe. ¿Cómo explicar la reacción más bien indiferente de los guadalupeños ante el derribo de las estatuas en todo el mundo? Quizás porque, en la década de 1980, Guadalupe ya había atravesado una gran crisis de identidad y política con la búsqueda de sus raíces africanas (ropa de telas africanas, trenzas africanas, música africana), la enseñanza de cursos en criollo o “momentos” durante el horario escolar para sensibilizar a los alumnos en los colegios y liceos por parte de algunos profesores independentistas (lo que a los padres no siempre les gustaba), las huelgas, la lucha armada por la independencia (explosiones de bombas por ejemplo en la Prefectura de Basse-Terre, víctimas, arrestos, juicios y condenas de activistas, encarcelamientos), el cambio de nombre del Fuerte Saint-Charles (ex Fuerte Richepanse) a Fuerte Delgrès en 1989…

Quizás también porque en 2009, la huelga general durante la crisis contra el alto costo de la vida – que algunos llaman también una crisis de identidad – liderada por algunos dirigentes sindicales e independentistas fue mucho más grave en Guadalupe que en Martinica…

Sin embargo, observamos aquí algunos temblores. En efecto, el 21 de julio, los representantes políticos y civiles se habían reunido alrededor del busto de Victor Schoelcher en la plaza del Cours Nolivos de Basse-Terre, como cada año, y se oyó una especie de advertencia para quienes se arriesgaran a “derribar” estatuas en Guadalupe, en particular la de “un hombre que nos ayudó mucho en la conquista de la libertad”, como comentó un historiador. Este mensaje fue recibido alto y claro por uno o varios individuos que quisieron aceptar el desafío ya que, dos días más tarde en medio de la noche, el famoso busto fue cortado y llevado luego descubierto, el 24 de julio, en una zanja en la cima del Col des Mamelles…

Mientras que algunas voces cuestionan la importancia de este político francés en la abolición de la esclavitud y destacaban las luchas dirigidas de los propios esclavos para liberarse, otras condenan estas degradaciones que serían la consecuencia de un desconocimiento de la historia o del deseo de reescribirla.

Los defensores de Schoelcher están convencidos de su papel decisivo en la abolición definitiva de la esclavitud. El 21 de julio, todas las administraciones del archipiélago guadalupeño, de Martinica y San Martín permanecen cerradas para conmemorar la fecha de nacimiento de este político. No hay mucha gente que tenga este privilegio en nuestro calendario… ¡excepto Jesucristo en Navidad!

Entonces cabe preguntarse ¿por qué los que establecieron esta conmemoración no quisieron, en aquella época, recordar a Victor Schoelcher el día de la conmemoración de la abolición de la esclavitud: 22 de mayo, en Martinica; 27 de mayo, en Guadalupe; 28 de mayo, en San Martín; 10 de junio, en Guayana ? ¿Por qué este “apartheid” en la historia? En Guadalupe, ¿es incompatible recordar a Delgrès, Ignace, Solitude y Schoelcher el mismo día, si llevaron la misma batalla y tenían el mismo ideal? Con esta ola de derribo de estatuas, esta idea sería ahora una verdadera provocación para los manifestantes.

Por el momento, no oímos hablar de ningún acto de vandalismo en la obra del Museo Schoelcher en Pointe-à-Pitre. ¿Pero qué pasará cuando el renovado y ampliado museo abra sus puertas? ¿Qué medidas de seguridad se tomarán para proteger el único Museo Schoelcher en los territorios franceses de ultramar? ¿El busto de Victor Schoelcher, que estaba en el patio del edificio histórico antes de la renovación, recuperará su antiguo emplazamiento? Antes o después de la inauguración del museo, ¿habrá conferencias-debate de los historiadores que permitan al público formarse su propia opinión sobre Victor Schoelcher? ¿El museo, que ya no era muy concurrido, atraerá a los visitantes locales después de todas estas polémicas? Son preguntas que sin duda el Consejo Departamental de Guadalupe se está haciendo.