Carlos Acosta : un artista cubano y universal

A sus 43 años, Carlos Acosta no ha parado de moverse, ni de crear, ni de bailar como anunció hace dos años. Bailarín, coreógrafo, actor cinematográfico y autor literario, pudiera parecer suficiente para quien alcanzó el éxito rotundo a nivel mundial y ya prepara su retiro. Pero no. Al artista cubano, considerado como una de las figuras más internacionales de la Escuela Cubana de Ballet y uno de los bailarines más grandes de la danza universal, una tarea le quedaba pendiente. Un sueño personal que acarició durante mucho tiempo y que hoy, finalmente, es una realidad : tener su propia compañía de danza en Cuba.

acosta-2El hecho tuvo lugar en abril pasado, cuando el nuevo elenco danzario llamado Acosta Danza debutó en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Inmediatamente causó admiración y revuelo tanto para la crítica como para el público. Aun así, en muchos apareció una interrogante ¿por qué crear una compañía en Cuba si puede hacerlo en cualquier otro país?

Para despejar dudas, el propio Carlos lo dejó claro cuando anunció que se despedía de los escenarios internacionales :“Me gustaría hacer una compañía pequeña que desarrolle una línea neoclásica y contemporánea. Así que el público cubano tendrá mucho tiempo para verme bailar porque quiero radicarme aquí definitivamente. Mi corazón está en Cuba. ¡Siempre lo estuvo!”

Lo cierto es que Carlos Acosta siempre ha estado vinculado a su país, aun cuando su versatilidad, fluidez, potencia y pasión han sido aclamadas en las cuatro esquinas del planeta. Su relación con el movimiento danzario cubano siempre ha ido más allá de pertenecer a la Escuela Cubana de Ballet, así lo demuestran su presencia constante en los Festivales Internacionales de Ballet de La Habana y su trabajo con Danza Contemporánea de Cuba.

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Una cosecha de premios

Dueño de una impecable técnica que le ha permitido moverse en registros de la tradición romántico-clásica del siglo XlX hasta lo más intrépido de la contemporaneidad coreográfica, Acosta posee un currículo impresionante. Ha integrado las más prestigiosas compañías de ballet del mundo principalmente el Royal Ballet de Londres y el American Ballet Theatre de Nueva York y se ha presentado los más célebres escenarios internacionales.

En Cuba mereció el Premio Nacional de la Danza en el 2011, siendo el artista más joven en obtenerlo ; mientras en Inglaterra, la Casa Real Británica lo condecoró con una de sus más altas distinciones : la de Comendador de la Excelentísima Orden del Imperio Británico; y en Moscú le fue otorgado el Premio Benois de la Danza.

Nacido y criado en uno de los barrios más humildes de La Habana, Carlos – el menor de 11 hermanos – llegó a la danza por su padre. Un camionero que lo llevó a clases de ballet porque pensó que serían buenas para su disciplina. Concluyó sus estudios del nivel elemental de ballet en la Escuela Vocacional de Arte de Pinar del Río. Entre 1988 y 1991, comenzó a cosechar lauros internacionales como el Grand Prix de Lausana, el Grand Prix de la Bienal de Danza de París, el Premio Chopin de la Corporación Artística Polaca y los Premios Vignale Danza y Leonide Massine, en Positano, Italia.

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Una mezcla de clásico y de moderno

Luego pasaría a formar parte de los elencos del English National Ballet, el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet de Houston, en los Estados Unidos, hasta que en 1998 ingresó en el Royal Ballet de Londres, donde alcanzó la más alta categoría artística, la de Principal Artista Invitado y fungió también como coreógrafo por su novedosa versión de “Don Quijote”.

Hoy en día la crítica reconoce en Acosta un bailarín fuera de serie. Su regreso definitivo a Cuba y la creación de una compañía enteramente nacional le ha acarreado una doble admiración entre los Cubanos que siempre lo tuvieron como paradigma de artista.

Integrada por 25 excelentes y jóvenes bailarines de ballet clásico y de danza moderna, Acosta Danza ha roto los moldes de las formaciones danzarias en Cuba.

Con un repertorio clásico y otro contemporáneo, entre los que figuraron piezas como “Fauno”, del coreógrafo belga Sidi Larbi Cherkaoui ; “El Cruce sobre el Niágara”, de la cubana Marianela Boán; “Alrededor no hay nada”, del español Goyo Montero; “De Punta a Cabo”, del cubano Alexis Fernández; “Carmen”, del propio Acosta; y “La Muerte del Cisne”, de Michel Fokine; la compañía asumió en escena, con la técnica impecable de sus bailarines, la mixtura de estilos que hace tan particular a Acosta Danza.

acosta-5acosta-6Un bailarín cubano auténtico

El propio Carlos defiende esta simbiosis en su compañía, pues su principal objetivo – según él mismo ha expresado – es tratar de crear un bailarín que pueda asimilar cualquier tipo de exigencia danzaria, trabajar indistintamente en una u otra línea y tratar de lograr un estilo distintivo, con una línea auténtica y cubana.

Voy a tratar de crear un bailarín que pueda asimilar cualquier tipo de exigencia danzaria desde neoclásico, clásico hasta las últimas tendencias más contemporáneas, y ponerlos a disposición de los coreógrafos para que puedan soñar y hacer lo que se les ocurra. No quiero que los bailarines estén limitados, sino que sean capaces de ponerse a disposición de todas las exigencias coreográficas, que tengan una formación integral (…) Quiero que siempre existan elementos cubanos en cada una de nuestras coreografías, asegura más adelante y adelante que “estamos todavía confeccionando el repertorio pero me interesa mucho que tenga que ver enteramente con Cuba. En un mundo globalizado lo auténtico es lo que te define. A mí no me interesa que la compañía haga cosas europeas porque para eso están los europeos. Con la riqueza cultural que tenemos creo que podemos hacer cosas que nadie puede tener o hacer mejor que nosotros. En Cuba existen compañías que son netamente contemporáneas o netamente clásicas o folklóricas, por las cuales siento mucho respeto”. Pero Acosta Danza va a trabajar indistintamente en una u otra línea y tratar de lograr una línea cubana. Ese es el desafío.

acosta-7acosta-8Un artista singular

Por otra parte, expresa su deseo de que el público cubano vea en su compañía algo distinto. “Acosta Danza es un animal distinto, o sea, podemos hacer algo muy contemporáneo, desde bailar descalzos a bailar en puntas con jeans. Me he propuesto un espectro de posibilidades mayor y sobre todo, cosas cubanas. Quiero que la gente diga : esto es Acosta Danza porque tiene una línea distinta a todo el mundo, refrescante, dinámica y cubana. No creo que exista otra compañía en Cuba con esta propuesta”, afirma.

Y por lo pronto, lleva mucha razón. Con Acosta Danza, Cuba tiene una nueva compañía, que si bien aún tiene un largo camino por andar, lleva desde su nacimiento la marca distintiva de uno de los artistas más versátiles que ha dado esta isla caribeña : Carlos Acosta, a quien es imposible definir de una sola manera, pues conviven en él – a saber – un bailarín de fuerza, un intérprete de carácter, un coreógrafo audaz, un actor atrevido, un autor literario por su autobiografía “No Way Home” y su novela “Pata de Puerco”, y sobre todo un cubano ciento por ciento (100%).