Marius Cultier : el gran maestro de la biguine-jazz

30 años después de su muerte, un concierto-homenaje gratis fue organizado en recuerdo de Marius Cultier por sus dos hijas Ayul y Laini, la asociación Biguine Jazz y otros actores culturales. El 18 de diciembre pasado en Fort-de-France (Martinica), varios centenares de personas que nunca olvidaron o que quisieron descubrir la obra musical del famoso pianista martiniqués fueron presentes en el Parc Culturel Aimé CésaireCantantes y músicos que trabajaron con el jazzman y artistas más jóvenes (Jocelyne Béroard, Mario Canonge, Ralph Tamar, Alex Bernard, Jacky Bernard, Claude Césaire, Alain Dracius, E.Sy Kennenga et Sarah Fahy) interpretaron sus composiciones. Sin embargo, ¿conocemos muy bien este gran artista caribeño de fama internacional ?

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El 23 de diciembre de 1985, llega la terrible noticia : Marius Cultier falleció. La incomprensión y la tristeza se apoderan de todos. Millares de personas concurren a los funerales del pianista, el cortejo está ritmado por “L’Ode à Gisèle”, una composición que escribió para su mujer.

¿Treinta años después de la muerte del artista, las nuevas generaciones conocen él que tenía por apodo “el músico con dedos de oro”?

Desde su infancia, Marius tiene la música en la sangre. Nacido en 1942 en Fort-de-France (Martinica) y huérfano de padre y madre a la edad de 14 años, es esta música que le acompañará como una fiel amiga en los buenos y los malos momentos. Elige el piano como instrumento de predilección, verdad es que en su familia los músicos son muy numerosos y su medio hermano nacido en 1925, Nel Lancry, es también un pianista.

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Un jazz a la caribeña

Cuando tiene 14 años, el joven superdotado está propulsado director de orquesta de la ORTF para Guadalupe y Martinica a fin de animar la famosa emisión “Punch en Musique”. Si con músicos martiniqueses de la época como el tocador de armónica Jo Amable y el tocador de batería Jacques Césaire llamado Jack Gil, Marius toca y promueve sobre todo los ritmos caribeños (particularmente latinos), a partir de los años 1950, descubre un son venido de los Estados Unidos : el jazz. Los discos del jazzman norteaméricano y precursor del estilo be-bop, Thelonious Monk (1918-1982), le seducen y le inspiran hasta tal punto que adopta esta música pero la mezcla con los sones antillanos.

El talentoso pianista multiplica conciertos para compartir su universo musical con un público muy entusiasta. En Puerto Rico, el músico de afición se lleva el Premio del International Piano Contest frente a pianistas profesionales por su excelente interpretación de “Round Midnight”. A los 20, el joven ya ha grabado una decena de discos. Luego, se instala durante ocho años en la provincia canadiense – Quebec – donde se vuelve muy popular animando programas musicales en la radio. Encuentra a jazzmen conocidos en el escenario internacional, entre ellos el famoso tocador de trompeta norteaméricano, Miles Davis, fallecido en 1991.

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Un regreso al país decepcionante

Por los años 1970, Marius Cultier decide ir a conquista de Francia, un público que le recibe bien : empieza por dar un concierto en el Palais des Congrès y se presenta durante una semana en el Olympia en París. Decide también regresar a su isla natal a fin de transmitir sus conocimientos y sus experiencias musicales. Por los años 1980, después de una capacitación de fabricante y restaurador de piano en los Estados Unidos, realiza su sueño. En efecto, crea un almacén de instrumentos musicales que rápidamente se vuelve el lugar obligatorio de los jazzmen y los aficionados de la buena música y afina casi todos los pianos de Martinica.

Luego, emprende la realización de un libro que consta de obras de nuestra zona Caribe y sus propias composiciones. Entre ellas,“Concerto Pour la Fleur et l’Oiseau” interpretada por la cantante martiniquesa Jocelyne Béroard que se lleva en 1982 el “Prix de la Chanson d’Outre-Mer” en la Sala Gaveau en París. Su esposa Gisèle que ha abandonado su profesión de profesora le sostiene en sus nuevas actividades. Por desgracia, como dice el proverbio “Nadie es profeta en su tierra”, el pianista se siente incomprendido por sus relaciones, tiene deudas, no encuentra ningún productor local que quiere apostar por el éxito de su música, aunque es renombrado al extranjero.

Marius Cultier acaba por perder su gran optimismo. Fallece a la edad de 43 años.

FUENTE : LE GRAND LIVRE DES MUSICIENS CRÉOLES (Volumen 1) de Sully CALLY – Collection Patrimoine – páginas 70-72 – 1996