Katia González Salazar: una escultora cubana en Guadalupe

Katia González Salazar, 39 años, es una animadora con múltiples talentos del Centre des Métiers d’Art en Pointe-à-Pitre (Guadalupe) desde hace siete años. Se graduó de la Academia Provincial de Artes Plásticas “José Joaquín Tejada” de Santiago de Cuba y ya expuso sus obras con ocasión de varios eventos nacionales e internacionales en su isla, Cuba.

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Katia González Salazar es esta mujer joven muy dinámica y simpática que habla muy bien el francés y que ya conocen todas las personas que frecuentan el Centre des Métiers d’Art ubicado en el distrito de Bergevin en Pointe-à-Pitre o todos los visitantes que acuden al stand del CMA cuando participa en eventos afuera (ferias, exposiciones, etc.). ¿Pero saben realmente quién es? ¿Saben que Katia González Salazar es una artista brillante que tiene un título de una escuela de arte y participó en exposiciones nacionales e internacionales en Cuba? Probablemente no porque Katia es una persona bastante modesta. Si algunas personas inventan un pasado glorioso en su país para obtener una buena situación en Guadalupe, después nos damos cuenta de que habían mentido, para esta entrevista, Katia llegó con todos los documentos de sus estudios artísticos y su experiencia profesional en el campo del arte (diploma y copia legalizada de su diploma, catálogos de exposiciones, etc.).

De origen cubano, Katia González Salazar creció en Santiago de Cuba, al sur de la isla más grande del Caribe, una ciudad muy conocida por su mestizaje cultural. Su madre es una profesora especializada y tiene dos hermanas. Desde niña, ya ella tenía aptitudes para el arte. “Yo estaba en el campo, entonces hacía muchas cosas con mis manos como muñecas con hierba y tela”, dijo ella.

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¿La escultura, una disciplina artística masculina?

Cuando tuvo 14 años, hizo unas prácticas en una compañía de minerales: “Estaba con una amiga y fue su tía la que nos ayudó a obtener esta pasantía de quince días. En esta empresa, había un taller de producción de cerámica. Después de estas dos semanas, yo no podía quedarme pero me dieron una carta para ir a otro taller”, recordó. Luego, la adolescente llegó al Taller Cultural Luis Díaz Oduardo que también se encuentra en la gran ciudad de Santiago de Cuba. “Es un centro que enseña todas las especialidades de alfarería (lijado, moldeado, etc.) Este período de prácticas también debía durar quince días, pero cuando regresaba de la escuela, pasaba todo mi tiempo libre en el Taller que estaba abierto de 7:00 de la mañana a 9:00 de la noche y yo conocía a los artistas. En realidad, cada noche y durante tres años, frecuenté el Taller donde había, entre otras cosas, escultura pero también dibujo”, dijo. A la edad de 17 años, la chica pasó su Bachillerato. En 1998, alentada por la gente que la rodeaba y que creía que ella tenía un gran futuro profesional en el arte, decidió participar en el concurso para entrar a la Academia Provincial de Artes Plásticas “José Joaquín Tejada” de Santiago de Cuba. Ella aprobó esta selección que le abrió el mundo de la escultura que le gusta y de otras especialidades. “Había 20 estudiantes en mi clase. Cuatro ya tenían el Bachillerato, los otros dieciséis tenían que asistir a los cursos artísticos y estudiar para aprobar su Bachillerato al mismo tiempo. Los que ya tenían el Bachillerato tenían que estudiar en la Academia durante tres años, los otros, durante cuatro años. Yo era la única niña en escultura, de hecho, no había habido una niña en esta disciplina desde hacía diez años”, dijo la joven.

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Un diploma de arte en 2001 en Santiago de Cuba

Durante sus estudios, Katia participará en varios cursillos de capacitación y exposiciones. En efecto, en mayo de 1999, siguió cursos de reciclaje de materiales naturales donde aprendió cómo recuperarlos y utilizarlos como materia prima para la creación artística; en mayo de 2000, realizó un período de prácticas titulado “La Tierra, la Materia y los Soportes” y un período de prácticas sobre la fabricación del horno artesanal. En 1999 y 2000, estuvo en la exposición colectiva de estudiantes en la Galería René Valdés y en la Casa de las Tradiciones. En abril de 1999 y 2000, expuso en el Salón Nacional David que tuvo lugar en la Galería Oriente. En 2001, participará en varios proyectos, como la creación y exposición de esculturas de decoración de exterior para la Central Atómica Antonio Maceo Grajales, la construcción del monumento al General Antonio Maceo Grajales (una escultura de 5 metros de altura) y la realización de un mural en esta misma central atómica… Ese año, organizó también su primera exposición personal titulada “Souvenir” en el Padro de las Esculturas.

El 13 de julio de 2001, Katia González Salazar se graduó en la Academia Provincial de Artes Plásticas “José Joaquín Tejada” de Santiago de Cuba con las especialidades siguientes : “Técnica en artes plásticas, escultura, vidrio artístico y diseño gráfico.

En 2002, la escultora participó en el 14o Salón Provincial de Artes Plásticas “30 de Noviembre” en el Centro de Artes Plásticas y Diseño y obtuvo la “Mención especial del jurado” por su obra “Tras un Sentimiento”. Como ella pensaba que nunca se termina de aprender, hizo un período de prácticas sobre las “Artes visuales cubanas contemporáneas”. Este año, Katia González Salazar dejó Cuba para pasar las vacaciones en Francia a casa de su hermana mayor que vive en la ciudad de Aviñón.

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Varias exposiciones y varios premios en Cuba

En 2003, participó en la exposición colectiva que rindió homenaje al artista Antonio Ferrer Cabello y que tuvo lugar en la Galería Asociación Hermanos Saiz. Luego, realizó una paleta de pintor para los 90 años de vida artística del artista Antonio Ferrer Cabello en el Taller Cultural Luis Díaz Oduardo. Además, volvió al Salón Provincial de Artes Plásticas “30 de noviembre” en el Centro de Artes Plásticas y Diseño y, durante esta 15ª edición donde se expusieron 34 obras, presentó una instalación titulada “Perspectiva de un autorretrato”. Ella ganó tres premios: “Mención especial del jurado”, “Gran Premio Colateral Asociación Hermano Saiz” y “Gran Premio Casa de Caribe”. “Esculpí mi retrato de tamaño real, estoy encadenada a mi espejo que está frente a mí en el caballete y veo que estoy envejeciendo”, explicó la artista. En 2003, se fue de nuevo de vacaciones a Francia a casa de su hermana.

El año 2004 fue muy rico en exposiciones para Katia González Salazar. Participó en la exposición colectiva llamada “De Artistas Santiagueros” que tuvo lugar en el Ateneo Cultural Antonio Bravo Correoso; en la exposición “La Vasija” en el Centro Cultural Francisco Prat Puig, con unos treinta artistas de diversas nacionalidades, donde presentó su obra “Vida para la Vida”; en la exposición de la Semana de Prevención del VIH titulada “Paraíso de Reyes” donde mostró su obra “Perspectiva de un autorretrato”. En mayo de este año, estuvo en el XVIII Encuentro Internacional “Terracota” que se efectuó en el Taller Cultural Luis Díaz Oduardo y recibió un diploma de participación. Después de sus dos estancias en Aviñón, Katia González Salazar regresó a Francia y decidió establecerse allí.

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Trabajar para sobrevivir en Francia

También hay que decir que la joven tenía el corazón roto porque, en 2003, se separó de un guadalupeño que había conocido en Santiago de Cuba en 2000 cuando éste vino a participar con su grupo en las festividades del carnaval de la ciudad cubana… Buscó empleo en el campo del arte, pero rápidamente se desilusionó. “Iba a ver todas las exposiciones en las muchas galerías pequeñas de la ciudad”, dijo. Quiso continuar haciendo prácticas, pero un taller detrás del Palais des Papes le pidió 900 euros para una duración de 35 horas de cursos, una verdadera fortuna para ella… Finalmente, encontró una pasantía gratuita en los Beaux-Arts en Aviñón, pero “me di cuenta de que ya sabía todo lo que se enseñaba allí y yo aconsejaba a los estudiantes. Entonces, fui al servicio dedicado a la restauración de los cuadros para descubrir las técnicas”, dijo.

Se casó con un enólogo francés y se fue a vivir al norte de Francia. Hacía más frío en esta región, estaba triste, salía en muy pocas ocasiones de casa, ya no progresaba en francés, sus proyectos de trabajo para ayudar a su madre habían fracasado, le gustaría regresar a Cuba entonces la joven decidió, con la aprobación de su marido, volver a vivir en Aviñón con su hermana mayor. Para facilitar su integración, siguió un cursillo de capacitación de 100 horas en la Universidad de Aviñón para aprender el idioma francés. Ella encontró trabajo en el servicio de desayuno de un hotel. Luego, la contrataron en un tienda de zapatos y, como el trabajo no la asustaba, se convirtió en la vendedora principal. “Había dejado el arte, la escultura porque tenía que trabajar para sobrevivir”, dijo la artista.

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Una escultora de corazón

En 2012, ella demitió de su empleo para establecerse en Guadalupe porque, en 2009, el destino puso de nuevo en su camino a este amante guadalupeño que ella había dejado en 2003.

Katia González Salazar vive hoy con su compañero y tiene una niña llamada Clara. Ella trabaja en el Centre des Métiers d’Art en Pointe-à-Pitre desde hace siete años, y es una animadora con múltiples talentos (alfarería, escultura…). “En el Centro, doy clases de artes plásticas, pintura y papel maché a adultos y niños, algunos con discapacidad, sus padres están muy contentos. Por la tarde, voy a dos escuelas de Pointe-à-Pitre (Bambuck y Cipolin) donde doy clases de arte entre las 4:30 y las 5:30″, dijo. Además, durante todo el año, la artista produce objetos de terracota que se venden en el CMA o en las exposiciones y ferias.

El 8 y 10 de octubre, con motivo de los “Días Cubanos” organizados por el municipio de Pointe-à-Pitre, el público descubrió algunas de las obras de la escultora expuestas en el Pavillon de la Ville. Si no me hubiera ido a Francia, creo que ahora sería una artista muy conocida en Cuba. Yo conocía a todos los artistas, lograba vender mis producciones (…)”, dijo. Cuando se le preguntó qué la atrajo a la escultura, ella respondió: “Me gusta el volumen. Mi sueño sería hacer obras de 5 metros de altura, la más alta que hice fue de 1,80 metro. Fue en Cuba”, dijo.

Sin embargo, como dice el viejo refrán, “Nunca debes culpar a una molestia”, una artista sigue siendo una artista y no cabe duda de que Katia González Salazar pronto hará de nuevo exposiciones en Guadalupe, Cuba y otros lugares…